Masa Crítica de luna llena

(English version soon)
Un paseo con Mati Kalwill
Crónica del miércoles 19 de enero 2011. 7pm-4am

Lo pasé a buscar por la casa, fuimos a comprar pilas para estrenar un boombox que habían traído sus padres desde la ciudad más bicicletera del mundo, Amsterdam, en 1974 cuenta Mati Kalwill, una de las personas que se dedica a difundir los encuentros en bicicleta que salen cada primer domingo del mes y las noches de luna llena, desde el obelisco, sin rumbo fijo, a pasear en manada por la ciudad.

Return of the Scorcher - Ted White - 1992 (intro)

El nombre de estos encuentros, que se originaron en San Francisco y se hacen en muchas ciudades del mundo, viene de una explicación que George Bliss, un diseñador de bicicletas neoyorkino, da en el documental sobre ciclismo de Ted White The Return of the Scorcher (1992).
Bliss explicaba que para poder avanzar una bocacalle sin semáforos los chinos esperan a formar una masa crítica de ciclistas que logre interrumpir el tráfico para poder seguir su camino.

Fijate si te das cuenta de una particularidad de esta vista, me dice, ni idea, no se ven autos desde acá… solamente un pulmón de manzana, me dice contento.
Mati empezó a juntar gente para andar en bicicleta cuando organizó con unos amigos una fiesta de bicis con música en movimiento, fueron desde una plaza hasta un lugar donde proyectaron los Bicivoladores, despuees se acercó a Masa Crítica Buenos Aires y quedó enganchado.

Antes de ésto, estuvo viviendo 5 años en Madrid mientras estudiaba diseño industrial y hacía unos talismanes hasta que se dio cuenta que no valía la pena contribuir al impacto que la extracción de los minerales le producía a la Tierra, entonces dejó de hacer los talismanes y empezó a hacer otros objetos como estos Soldados soldados para venderlos en locales que le gustaban de Madrid.
Pero él lo explica mejor:
Los anillos con piedras y metales, o talismanes, los hice entre 1999 y 2003. Cambié de oficio porque queria hacer algo que llegue a más gente, que tenga un impacto positivo en la forma en que vivimos. Y porque no me cerraba crear objetos que por un lado se basan en lo lindo y sorprendente del mundo natural, y por otro hacen un daño enorme – al medio ambiente y a las personas que trabajan en esta industria.

En 2003 se fue a vivir a Madrid y ahí mientras estudiaba diseño industrial, se dedicó a hacer ediciones pequeñas de productos como los Soldados-soldados con Marie-Laurence Tremblieau, los Escapularios Subversivos y muchas otras cosas, cuando terminó de estudiar dio conferencias alrededor de España con el Istituto Europeo di Design, sobre Diseño para Todos, uno de los enfoques de diseño que promueve la accesibilidad, el bajo impacto ambiental y otras actitudes inclusivas a la hora de proyectar.

Sería bueno acabar con esa idea de que la ciudad es una porquería y la única opción para vivir en armonia con el planeta es irse a vivir al campo. Me dice con una sonrisa, le pregunto cómo cree que vamos a estar en el futuro y me dice que espectacular, ésto está bueno y lo que va a venir va a ser mejor todavía.

Ese mismo optimismo se nota en varios proyectos personales y grupales en los que está involucrado, como Las Aventuras de Bufandita (una serie de dibujos y videos sobre música y arte en vivo). En un espacio de educación temprana para chicos de 0 a 3 años donde se encarga de la dirección creativa y organiza tricicleteadas con los chicos y sus familias.
Forma parte de Biciconga, un colectivo de artistas y ciclistas que propone cultura, arte y moda con la bici y para la bici.

Ahora está armando un proyecto que incluye un fanzine, un website y videos para inspirar a los que todavia no descubrieron que la bicicleta es la mejor forma de moverse en la ciudad.

Ni bien llegamos a Retiro ya había un grupo que estaba partiendo hacia el obelisco, el lugar de encuentro de la Masa cada primer domingo del mes y cada luna llena.
Esta no es una super bici, se la compré a una amiga que la había traido de afuera, Es un ciclista cauteloso cuando lleva el equipo de música, se baja de la bici en cada cordón, su bici no hace ni el más mínimo ruido, cuando se lo cuento me dice ¿En serio? Y es que cada tanto le hago un service… A cada lugar que entra la lleva consigo, supermercado, rotisería, no le voy a poner un candado. Una linda bici plegable que llega a medir un poco más que el tamaño de sus ruedas. Espero que no le ojeen la bici por esta mini descripción.

Cuando llegamos al obelisco estaba poblado, algunos decían que los domingos se junta más gente, y otros que éramos banda para ser la segunda nocturna y enero!. Muchos se conocían de las Masas, me preguntaban si era la primera para mí, contentos por sumar uno nuevo, como se leía en varios carteles colgando de las bicicletas: un auto menos.
Al poco tiempo la paciencia se fue transformando en ring ring con los timbres, todos empezaron a alzar la voz, y la Masa ya estaba en marcha, dimos una vuelta al obelisco, bajamos por Corrientes, tomamos Alicia M. de Justo hasta Belgrano, después ya me olvidé de seguir el recorrido exacto.

Hay cientos de personas en la Masa y cada uno va por algo distinto pero todos disfrutan el encuentro y el paseo juntos, hay mucha buena energía circulando, todos estaban con una sonrisa al viento. Andá probando distintos lugares me decía Mati como buen anfitrión, adelante están los que le abren paso a la manada es la punta, a los costados siempre hay algunos que cortan el tráfico con la gentileza que les sale, son los que hacen un tapón para que pase la banda tranquila, atrás en la cola están los que se bancan los bocinazos de todos los autos que quieren llegar más rápido y se encontraron con ésto.

Es que tenían pensado ir de A a B en 5 minutos, se encuentran con nosotros y alguno se calienta. En el centro de la masa también van chicos y chicas en skate, un padre llevando a un hijo dormido en el asiento de atrás y a otro al lado en su bici, chicas que van en una bici de a dos, chicos que juegan a avanzar sin pedalear, easy riders en bicis choperas tuneadas como motos, turistas contentos, y un chico que se dedicaba a cuidarnos contínuamente, era el que estaba en cada encuentro con los autos pidiendo que esperen un segundo, solucionando discusiones, llamando a seguir y seguir, a no engancharse con discutirle a los automovilistas impacientes.

Buenos Aires es una ciudad preciosa en bici de noche por el centro de la Avenida Callao, tomamos Callao en un segundo, éramos los dueños de la calle. No bloqueamos el tráfico, sómos tráfico, frase bandera de la Masa Critica en todo el mundo.
Mucha gente saluda, toman fotos y aplauden mientras otros tocan bocina rabiando, tratando de avanzar por los costados para no perder ni un segundo del tiempo que tenían planeado para llegar a algún lugar.

La Masa va disfrutando el camino más que yendo a algún lugar, se complicó un poco con los autos en Alcorta y otra vez en Libertador, un momento de inmenso disfrute y exitación fue cuando dimos una vuelta en el viaducto de Libertador, aprovechando la pendiente para ir con la sonrisa al aire y aullando como un lobo en luna llena, había algunos indios que lanzaban gritos de malón también, muy bueno llevar el viento a tus pies.

Muchas veces, cuando cortábamos un lugar de tráfico importante sonaban a más no poder todos los timbres, un corno arengaba y todos cantaban BI-CIS-SI! AU-TOS-NO! Algunos cantaban la primera parte, otros solamente la segunda y varios la cantaban entera.

Llegamos al Planetario a eso de las 0.40hs, después de un paseo precioso por la ciudad, ahí nos volvimos a reencontrar con muchos a los que habíamos perdido durante el movimiento, nos contábamos cómo había pasado cada uno por el túnel y las aventuras del viaje de cada uno.
Enseguida empezamos a scuchar a una nenita que gritaba cerveza fría, cerveza fría al lado de su padre armado con una heladerita y efectivamente cerveza fría en su interior.

Ahí me enteré que todas las noches de luna llena hay un encuentro de tambores, cada uno lleva su instrumento, anoche había dos con didgeridoo que hacían circular el aire para regalarnos una música preciosa.

Qué linda bici le digo, sí, me responde, antes era una Zenith horrible, la pinté yo, conocés La Fabricicleta, estamos en un garage en la Estación de Villa Urquiza, date una vuelta algún día, el sábado hacemos un taller de armado de ruedas, me dice Francisco.

Nos volvimos a encontrar con Mati y emprendimos la vuelta con una amiga, pizza mediante en Vía Pacífico, después de una noche de mucha buena energía, una noche de sonrisas pedaleantes.

Suena una última vez la canción de El hombre más alto de la Tierra en la ciudad silenciosa, me voy para casa.
Gracias por el paseo Mati, hasta la próxima!

Links:
http://www.matikalwill.com/
http://www.biciconga.com/
http://lafabricicleta.blogspot.com/
http://www.masacriticabsas.com.ar/
http://masacriticabsas.blogspot.com/

txt/fot/Flavio Affonso
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